Calidad de vida

Que vaya por delante que a pesar de llevar más de un cuarto de siglo fuera, soy y seré español, y escribo estas líneas más por frustración que por irritar a nadie (y recuerden, por favor, el título del blog). El caso es que más de una y más de doce veces, hablando con amigos compatriotas que siguen viviendo en esa nuestra patria trágica, sale el tema de la calidad de vida, y, más por evitar discusiones que por otra cosa, me suelo callar. Pero, teniendo ya unos años, un abanico de experiencias internacionales, y unos ciertos conocimientos de psicología, he llegado a la conclusión de que en muchas ocasiones la actitud de “en España se vive mejor” no es más que un autoengaño. Y si fuese solo eso, pues que cada cual se cuente a sí mismo las historias que le hagan la vida más cómoda. Faltaría más. Pero a menudo este tipo de sesgos llevan a la complacencia, a la resignación, y a la inercia, y se convierten en actitudes perniciosas que ponen piedras en el camino de las posibilidades de mejora de nuestro país.

Con todos los respetos, está muy bien tomarse una cerveza al sol al lado de la playa y poder pasearse en camiseta la mitad del año. Pero eso no es calidad de vida. Permítanme darles unos pocos ejemplos de mi experiencia personal en Suiza y en otros países, y juzguen ustedes mismos.

Calidad de vida es cuando tu autobús tiene previsto llegar a la estación de tren cuatro minutos antes de que salga tu tren, y no has perdido un tren en cinco años.

Calidad de vida es cuando no hay ni controles ni barreras para subir al tren, metro, o autobús, porque todo el mundo paga el billete.

Calidad de vida es cuando te olvidas la chaqueta en un bar, vuelves al cabo de dos horas, y ahí está tu chaqueta.

Calidad de vida es cuando muchos jardines particulares no tienen ni muros ni puertas, porque se respeta la propiedad privada.

Calidad de vida es cuando tienes una edad, te notas un síntoma preocupante, y al día siguiente tu médico ya te está contando el resultado de los análisis.

Calidad de vida es cuando tus estudiantes están interesados en aprender por aprender, porque al fin y al cabo trabajo tendrán sí o sí.

Calidad de vida es cuando un partido político un poco radical saca un alto porcentaje en las elecciones, y a nadie se le pasa por la cabeza ni remotamente que no pueda haber un gobierno de amplio consenso.

Tampoco hay que caer en ese otro vicio hispano, la adoración acomplejada del extranjero. Podría darles docenas de ejemplos de cosas que van rematadamente mal en los países germánicos. Pero no es el tema de hoy. Sirvan los ejemplos de arriba simplemente como indicación de que las cosas se pueden a menudo hacer mejor o incluso hacer bien, y de que las dificultades no suelen ser insalvables, como demuestra que otros las hayan salvado ya.

Y a todo político, comentarista, o tertuliano que les explique que esas cosas en España no son posibles, porque pasa esto o aquello, porque falta lo otro o lo de más allá, díganle por favor de mi parte que es su trabajo hacerlas posibles, y si no pueden, quizá deberían plantearse dimitir y hacerle sitio a otros. Que en España hay gente capaz, y mucha, pero se tiene que pasar la mayor parte del tiempo lidiando con los maestros de las excusas y los vendedores de sonrisas falsas.